
Una joven sevillana de 20 años ha ganado un prestigioso premio de poesía. De poesía joven. Estudia el Grado de Literaturas Comparadas en la Universidad de Granada. Y vuela. Escuchando sus poemas se me hace difícil imaginar que es joven, que es “tan” joven, porque su experiencia poética se aleja de la experiencia que yo supongo a una joven de veinte años de hoy. De hoy o de hace veinte años. Y hace veinte años yo tenía algo más de veinte y sé de lo que hablo, porque también volé.
El poemario gira en torno a la verdad y a la mentira y también dibuja la figura de la mujer como ciudadana del mundo. Se llama Rosa y cuando recita, con ese dulce acento del sur, su voz ilumina los callejones oscuros. Aquellos por los que algunas caminamos con miedo y cargando el peso de veinte más veinte más…
Una joven de 20 años ha escrito un poemario en el que habla de su experiencia como ciudadana mujer. Con 20 años hay mujeres que ya se cuestionan. Hace 20 años yo también me cuestioné y me clavé muchas astillas. Algunas siguen ahí, fundidas con mis células. Yo tampoco tuve los 20 años que se le suponen a una joven de 20 años. ¿Qué es ser joven? Me interesaba la poesía, la literatura, Benazir Bhutto, Giambatista Vico, Kepler y los elefantes. Me interesaba el feminismo, pero no sabía que se llamaba así. Ahora que el feminismo dicen que está de moda es cuando más se ataca, pero también hay jóvenes de 20 que se atreven. Escriben, publican y recitan para que su voz sea un eco babilónico que llegue a todos los templos. Incluso a aquellos en los que prohibirían la entrada a una mujer. Sobre todo a aquellos.
Se llama Rosa y no sabe si quiere tener hijos. Ama a Lorca (quién no) y parece que susurra cuando habla de sus cosas y las nuestras, pero no: grita.
DESEO
Mira: tu deseo cuelga del trapecio
Adam Zagajewski
Niña que no reconoce su cuerpo
comienza a sentir cosas algo extrañas:
hormigueo, mal carácter, un intenso dolor
en los dos pechos.
Empieza a estar celosa y afilada,
por los cuerpos ligeros de otras niñas,
por su pelo sedoso, por la noventa c
que guardan en cajones.
Es demasiado pronto para hablar del amor
aunque ella sabe ya qué es lo que busca
y adónde irá a buscarlo:
un amor que se llame asimetría,
y que dure lo justo
para ser consumido sin reparos.
Niña que no reconoce su cuerpo
observa con vergüenza,
frota con agua fría
las diferentes manchas de su ropa.
Desde el trapecio el hambre tiene la forma
simple de unas bragas.
El futuro en los posos de colores
de las niñas que sangran
como niñas.
Rosa Berdel